De manera inédita y en un tiempo récord, se creó un protocolo de validación de uso clínico que garantizara que los dispositivos desarrollados en Chile tuvieran las condiciones necesarias de seguridad para ser usados en pacientes con COVID-19.

En un esfuerzo por aumentar el número de ventiladores mecánicos disponibles en la red integral de salud nacional ante la amenaza de su posible escasez, a fines de marzo SOFOFA Hub junto con el fondo SiEmpre de la CPC, CORFO y el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación lanzaron la iniciativa «Un Respiro para Chile». En la convocatoria participaron SocialLab y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Un comité multidisciplinario de expertos convocado por SOFOFA Hub evaluó 35 prototipos de ventilación artificial que fueron presentados por emprendedores, instituciones académicas, centros de investigación, empresas y Fuerzas Armadas.

“La colaboración de cuádruple hélice –empresa, Estado, academia y sociedad civil– fue clave. Esta es la forma en que los países más innovadores abordan los grandes desafíos de la sociedad. Hoy se le conoce como innovación orientada por propósito o misión”, señala Eduardo Bitrán, exvicepresidente ejecutivo de CORFO y coordinador del comité. “Este enfoque se podría aplicar a desafíos de sostenibilidad de la economía chilena, en el pos COVID-19, donde la acción climática adquirirá una relevancia fundamental para la competitividad de los países, regiones, sectores y empresas”, adelanta.

Tres prototipos pasaron a etapa de escalamiento: DTS, un proveedor tecnológico de Enaer y Famae; Asmar, que no participó de la etapa de escalamiento; Unmanned, una alianza de tres empresas de Valdivia –Allware, Unmanned y AndesVolt–, y VEMERS UC, de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

De manera inédita y en un tiempo récord, se creó un protocolo de validación de uso clínico junto al Instituto de Salud Pública de Chile, la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva, la Sociedad de Anestesiología de Chile y la Sociedad Chilena de Medicina de Urgencia, que garantizara que los dispositivos desarrollados en Chile tuvieran las condiciones necesarias de seguridad para ser usados en pacientes con COVID-19.

El comité, en conjunto con las sociedades médicas y las universidades involucradas, desarrolló los protocolos de validación usando como referencia modelos que habían sido elaborados en Europa y Estados Unidos paradesafíos similares. La diferencia es que en dichos casos se ajustó el estándar de certificación oficial.

“Chile es el único caso en el mundo en que se generó un sistema de validación no oficial de alto estándar. Un logro notable que debe quedar como un hito valioso en la historia de esta pandemia”, asegura Eduardo Bitrán, Coordinador del Comité multidisciplinario de expertos.

Este proyecto, al igual que otros que impulsa SOFOFA Hub, demostró que desde el sector privado se puede cumplir un rol de articulación de la innovación de manera eficiente. “Hemos visto el potencial que existe al unir la agilidad del sector privado con el poder de habilitación del sector público, el conocimiento de la academia y la pasión de los emprendedores. A veces ponemos en duda las capacidades que existen en Chile para desarrollar tecnología y esta iniciativa demostró lo contrario”, señala Alan García, director ejecutivo de SOFOFA Hub.

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